Un lugar de trabajo favorable para todos

Dos empleados transgénero del Elk Valley comparten sus historias.

Todo empleado tiene derecho a un lugar de trabajo respetuoso, uno donde todos sean tratados de manera justa, con dignidad y respeto, donde la diferencia sea aceptada y valorada, donde la comunicación sea abierta y civilizada, y donde exista una cultura de empoderamiento y cooperación.

El compromiso de Teck es brindar un ambiente favorable, seguro e inclusivo a todos los empleados, sin importar su raza, género, orientación sexual o identidad de género, y nos honra que dos empleados de Teck, uno activo y la otra recientemente jubilada, hayan decidido compartir sus experiencias de presentarse como transgénero ante sus colegas.

La historia de Hadden

“Cada día al despertarme y saber que debo ir a la mina, me siento seguro. Nuestra visión es que todos regresen a casa sanos y salvos todos los días, y es verdad. La seguridad no solo significa mantenerse a salvo de accidentes, se trata también de la salud mental y la seguridad personal. Ahora puedo vivir cómodamente mi vida y ser simplemente yo y eso me hace saludable”.

Estas potentes palabras pertenecen a Hadden Kelloway, quien señala que ha tenido todo el apoyo y aceptación de sus colegas en la operación Elkview desde que inició su tratamiento hormonal en 2015 para transformarse en hombre. Hadden cree que el sólido liderazgo, en particular de la Superintendente de Recursos Humanos de Elkview, Amy Mac Con, ayudó a que la comunidad de la mina en su totalidad aceptara su transición sin cuestionamiento alguno.

Las personas transgénero tienen disforia de género, lo que significa que su sentido interno de ser hombre o mujer (conocido como identidad de género) no es igual al sexo que se les asignó al momento de su nacimiento. Se estima que una de cada 200 personas es transgénero.

Según una encuesta de 2011 a más de 6.000 personas transgénero realizada por el Grupo de Trabajo Estadounidense de Gays y Lesbianas (National Gay and Lesbian Task Force) y el Centro Estadounidense para la Igualdad Transgénero (National Center for Transgender Equality), 90% de las personas transgénero informan que sufren hostigamiento, maltrato o discriminación en el trabajo. Además, la comunidad transgénero experimenta una tasa de desempleo que duplica el de la población general y las personas transgénero tienen una probabilidad cuatro veces mayor de vivir en extrema pobreza. Un 41% de los encuestados informó haber intentado suicidarse, en comparación con un 1,6% de la población general.

Hadden señala que nunca le preocupó volverse parte de estas crudas estadísticas, gracias al apoyo que ha recibido de sus colegas.

“La mayoría de las personas transgénero se despiertan cada mañana sin saber qué les ocurrirá ese día, si serán golpeados o expulsados por ser quienes son. Yo no tengo esa preocupación. En Elkview, me hacen sentir que no soy distinto a los demás”.

Hadden ha trabajado en Elkview y vivido en Sparwood durante 23 años, primero como encargado de prevención de pérdidas, convirtiéndose luego en conductor de camiones de extracción y finalmente uniéndose a la cuadrilla de tronaduras como encargado de tronaduras 16 años atrás. Durante todo este tiempo, utilizó el nombre y el sexo que se le asignaron al momento de su nacimiento, Heather, una mujer, y no le contó a nadie que por dentro se identificaba como hombre.

Después de experimentar períodos de intensa depresión, Hadden confrontó su verdadera identidad y utilizó el Programa 
de Asistencia para Empleados y Familiares de Teck para obtener ayuda psicológica por primera vez. En octubre de 2014, se acercó a Amy para contarle que tenía planificado dejar Elkview e ir a una ciudad donde podría mantener su anonimato durante su transición.

“No lo dudó ni un momento, simplemente dijo: Puedes quedarte aquí, nosotros te cuidaremos. Sea cual sea tu decisión, estaremos aquí para ti”.

“Durante Navidad lo conversé con mi familia y ellos opinaron que lo mejor y el lugar más seguro para mí era aquí. Teck y Sparwood me habían aceptado cuando vivía como lesbiana, de modo que si ahora estaban dispuestos a dar un paso adelante, debía aprovechar la oportunidad”.
En enero de 2015, Hadden se reunió nuevamente con Amy, esta vez para informarle que iba a quedarse y que ya había iniciado el tratamiento hormonal.

“Lo primero que me dijo fue: ¿Qué podemos hacer? y fue como si me quitaran el peso del mundo de encima de los hombros. Era lo más reconfortante que había escuchado en muchos años. Me hizo pensar que iba a estar bien. Le dije a Amy que ella es parte del equipo que ayudó a salvar mi vida. La compasión, comprensión y ayuda que ella me brindó fue más allá de lo que su trabajo exige”.

Puesto que Hadden ya había iniciado las inyecciones semanales de hormonas que se pondrá el resto de su vida, el primer paso era crear un vestidor separado para él. Con el apoyo total del Gerente General Don Sander, Amy presentó a Hadden varias ubicaciones posibles y luego solicitó discretamente al departamento de mantención que lo construyera a la brevedad, consultando a Hadden en cada etapa.

El nuevo vestidor sin marcar cuenta con dos duchas y cuatro casilleros, reconociendo que, estadísticamente, es poco probable que 

Hadden sea el último empleado transgénero en Elkview.

“Era increíble pasar caminando a diario junto a la gente de mantención y los carpinteros”, comenta Hadden. “Ellos no sabían para quién era, pero yo sabía que lo hacían para mí. Estaba muy contento, me sentía la persona más afortunada del mundo”.

En febrero de 2015, Hadden trasladó sus pertenencias desde el vestidor de mujeres a su nuevo vestidor durante un turno de fin de semana, cuando hay poca gente alrededor. Al día siguiente, Amy se reunió con los supervisores y el equipo de gestión para informarles sobre la transición de Hadden, en tanto que Hadden habló con sus gerentes directos y sus colegas en la cuadrilla de tronaduras.

“Me apoyaron plenamente”, señaló. “Les pedí disculpas porque sentía que diariamente había fingido ser alguien que no era. Quería que comprendieran que esto no era una preferencia. Llegué a una etapa de mi vida donde no podía seguir adelante si no podía vivir como yo mismo. Les pedí su apoyo y que, si escuchaban a alguien hablar de ello, se tomaran el tiempo para educarlos como yo lo hago ahora”.

A partir de ese día, Hadden rara vez ha escuchado utilizar su antiguo nombre en el trabajo; un colega incluso escribió “Hadden” en un pedazo de papel y lo pegó en el ala de su casco como recordatorio al mencionar nombres a través de la radio.

Si alguien se equivoca y le dice su nombre o un pronombre femenino, Hadden simplemente les pide que digan “Lo lamento” y que se corrijan.

“Corrijo a las personas, pero no me enojo con ellas. Sé que les estoy pidiendo que me acepten y por ello tengo que ayudarles a adaptarse. Les pido que me pregunten lo que quieran y lo hacen. Creo que es mi responsabilidad ayudar a educar a las personas, así que intento explicarlo lo mejor que puedo. Me preguntan sobre mis inyecciones, lo que el tratamiento le hace al cuerpo, lo que sentí todos esos años.

“No quiero que nadie se sienta como yo me sentía. Si hay cualquiera en la compañía que necesite hablar con alguien, estoy aquí. Nunca deben sentir que no tienen a nadie a quien acudir.

Cuando pasé por mi peor momento, sintiendo que no había ningún lugar donde pudiera ser yo mismo, nunca pensé que iba a tener este nivel de aceptación. Me siento protegido ahí y eso es grandioso en mi mundo. Teck no solo dijo que era lo correcto, sino que demostró que era lo correcto”.

La historia de Marsha

Crédito fotográfico - Phil McLachlan/The Free Press

Marsha Bradcoe pasó gran parte de su vida aislada de su verdadero yo, siempre sintiendo que su identidad real estaba justo bajo la superficie. Hoy, puede reflexionar sobre su recorrido y la libertad que descubrió cuando “el verdadero género encuentra su camino”.

Durante su crianza como uno de cuatro hijos de una madre soltera, Marsha (nacida Marshall) creció en una zona pequeña y difícil de Calgary en Alberta. A edad temprana, ella cuenta que sus hermanos, con buenas intenciones, la alentaron a adoptar una imagen pública del tipo “aprende a defenderte”, la cual la llevó a empujar cualquier conciencia de su género femenino a un rincón de su subconsciente.

A lo largo de los años, Marsha se definió a sí misma haciéndose amiga de marginales y perdedores en la escuela y en la vida porque, como afirma ella: “Sabía que yo era una de ellos, pero no lograba descubrir cómo expresarlo”. Cuando llegó el momento de incorporarse a la vida laboral, ella eligió una carrera en minería, comenzando como conductora de camiones de extracción en la operación Fording River (Fording River Operations, FRO) en 1979. Mirando hacia atrás, ella siente que la decisión puede haber sido un reflejo de su estado de negación, señalando que ha aprendido que muchas mujeres transgénero, antes de su transición, tendieron a buscar trabajos en industrias tradicionalmente de connotación masculina como las fuerzas armadas, el trabajo pesado o la minería.

Luego, una tarde cuando tenía alrededor de 45 años, dice que “las compuertas simplemente se abrieron” mientras veía la película canadiense The Journey of Natty Gann. Cerca del final, cuando uno de los personajes masculinos revela que es mujer, Marsha dijo que se dio cuenta que no podía seguir negando la verdad de quién era y, en ese instante, decidió que tendría que hacer un cambio.

Los años siguientes, mientras comenzaba a procesar esa toma de conciencia, fueron complejos, pero después de un período de depresión de 10 años y de finalmente encontrar refugio en el programa transgénero del centro de salud Vancouver Coastal Health, Marsha pudo poner las cosas en movimiento, tanto en su vida personal como laboral, para iniciar su transición.
Guiada por un terapeuta y un equipo de apoyo, se acercó al personal en FRO y al liderazgo en el sindicato United Steelworkers Local 7884 para establecer un proceso que aseguraría la creación de un ambiente seguro para su reinserción en el lugar de trabajo y el anuncio de sus planes de transición.

“Es importante no estar presente al momento de hacer público este proceso personal”, comenta Marsha. “Sentí que era importante que mis colegas y supervisores, junto a los que había trabajado durante años, tuvieran la oportunidad de absorber la información y reaccionar sin la complicación de mi presencia”.

Como preparativo, Marsha creó paquetes informativos para el personal de Recursos Humanos de Teck y para el ejecutivo del sindicato, explicando a ambas partes cómo lo visualizaba para que funcionara bien para todos, y además grabó un mensaje en video de su parte que se mostraría a las cuadrillas. Finalmente, con el apoyo de la compañía y del sindicato, se organizó que el educador Christopher Moore hablara con las cuadrillas sobre temas transgénero para ayudarles a comprender mejor el contexto para la transición de Marsha.

Aunque ella no se encontraba ahí en el momento, por haberse tomado una semana libre para tomar algo de distancia del proceso, Marsha dice que le sorprendió lo que ocurrió a continuación.

“Para que todos participaran, paralizaron la mina, durante casi dos horas, lo cual es bastante inaudito. Christopher comentó que era el público más grande al que se había dirigido y que deben haber sido como 400 personas”.

La gerencia de Teck leyó una carta de apoyo a Marsha, lo mismo hizo el presidente del sindicato, y las cuadrillas vieron el video de Marsha. Aunque Marsha señala que estaba nerviosa después de volver de sus vacaciones, muchos colegas se acercaron a estrechar su mano como forma de apoyo.

“Algunos de estos son hombres rudos, pero me conocen. He trabajado junto a ellos a lo largo de los años, he sido parte de sus equipos. Muchos me felicitaron por mi valentía”.
Marsha comenta que no tiene palabras suficientes para hablar sobre el apoyo que ha recibido de Recursos Humanos en FRO, entonces y ahora. Dice que las personas con las que trabajó en RR. HH. están de su lado y ahora las cuenta dentro de sus amistades.

“No es necesario sacarles en cara la política de trato a los empleados. Ellos creen firmemente en ella y la llevan a la práctica”, añade. “No esperaba que a todos les gustara o se sintieran cómodos con esto, pero esperaba un trato justo en el lugar de trabajo y lo recibí”.

Después de 38 años de servicio, Marsha jubiló el 28 de marzo de 2017, justo después del primer aniversario de su cirugía de cambio de sexo. Señala que está satisfecha con el devenir de los acontecimientos y ahora ayuda y aconseja a otras personas que atraviesan procesos similares.

Y aunque comenta que se siente aceptada en Elkford, Marsha dice que tiene planificado mudarse a Kelowna, lugar que posee una mayor comunidad transgénero.

“Es un poco una edad de oro para la comunidad transgénero actualmente”, agrega. “Y me alegra ser parte de ella”. 

 

Gracias

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Muchas gracias a las personas que contribuyeron y participaron en esta edición de Connect:

Catherine Adair, Líder de Relaciones Comunitarias, operación Trail; Ken Andersen, Supervisor Técnico de Mina, Highland Valley Copper; Mohammad Babaei, Analista Técnico Sénior, Tecnología Operativa de IS+T, operación Line Creek; Marsha Bradcoe (jubilada), Conductora de Camiones de Extracción, operación Fording River; Barbara Brice, Generalista Sénior de Recursos Humanos, mina Pend Oreille; Pamela Chait, Gerente, Asuntos Corporativos, oficina de Santiago; Rebecca Edwards, Coordinadora de Comunicaciones, oficina de Sparwood; Francisca Gregorio, Especialista en Comunicaciones, Asuntos Corporativos, oficina de Santiago; Gord Kavaloff, Especialista Sénior en Confiabilidad, operación Trail; Hadden Kelloway, Encargado de Tronaduras, operación Elkview; Brian Kennedy, Director de Proyectos, Desarrollo e Ingeniería de Proyectos, oficina de Vancouver; Peter Martell, Superintendente, Asuntos Ambientales y Comunitarios, Highland Valley Copper; Cole Massaro, Operario de Equipos, operación Greenhills; Anna Mihalj, Técnica, Extracción, Ingeniería, operación Greenhills; Nic Milligan, Gerente, Responsabilidad Social, oficina de Sparwood; Rick Plovie, Planificador de Equipos de Apoyo, Highland Valley Copper; Marisol Reátegui, Asistente Ejecutiva, Exploración (América), oficina de Surco; Mark Richards, Gerente, Tecnología de Extracción, Tecnología e Investigación Aplicadas; Jacqui Schneider, Ejecutiva Sénior de Asuntos Comunitarios, Highland Valley Copper; Herman Urrejola, Gerente, Responsabilidad Social, oficina de Santiago; Fritz Westlake, Coordinador de Relaciones Comunitarias, Relaciones Públicas, operación Red Dog; Richard Weymark, Gerente de Construcción de Represas, Highland Valley Copper; Alexa Young, Gerente, Asuntos Gubernamentales Federales, oficina de Vancouver

En la portada

Sebastián Malagueño, Gerente de Planta, Operación Quebrada Blanca

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