Inclusión y Diversidad

Mujeres al Frente: Empoderando a las mujeres a través de la narración

Las historias de las mujeres en Chile que han puesto en marcha el cambio.

Teck está aprovechando el poder de la narración de historias para compartir las voces de las mujeres chilenas que trabajan para aumentar la participación de mujeres en las industrias dominadas por los hombres, como la minería, la energía, el transporte y los deportes. El Ministerio de Igualdad de Género de Chile, con el apoyo de Teck, puso en marcha un concurso de relatos llamado Mujeres al Rrente, en el que se publicaron las experiencias y enseñanzas de mujeres que han dejado huella y que están trabajando para superar barreras y estigmas profundamente arraigados a fin de crear un futuro verdaderamente inclusivo y sustentable.

Con una participación femenina de sólo el 8,5% de la fuerza de trabajo, el sector minero de Chile tiene una de las tasas más bajas de participación femenina en el sector de los recursos del país. Mientras que el porcentaje de mujeres en Teck ha alcanzado el 17%, lo que está muy por encima de la media mundial de la industria del 13%, todavía queda mucho por hacer para aumentar y retener el número de mujeres en Teck.

Como parte de nuestro compromiso con la inclusión y la diversidad, y a través de iniciativas estratégicas como Mujeres al Frente, estamos trabajando para lograr un cambio cultural que permita abordar la desigualdad de género en Chile y tomar medidas para aumentar el número de mujeres en nuestras operaciones actuales y futuras, incluyendo Quebrada Blanca Fase 2. A continuación se incluye un extracto de Mujeres al Frente.

María Choque

La primera luz del amanecer todavía se asomaba tímidamente por detrás del horizonte ocre de las altas llanuras. María Choque recogió su aguayo, y con una habilidad decisiva se lo echó a la espalda con su bebé dentro. Dejó el fuego encendido y emprendió la larga caminata que la llevaría a la parada más cercana, donde esperaría el primer autobús de la mañana. Se le había dicho que la unidad médica móvil de hoy traería vacunas que eran importantes para la salud de su bebé, especialmente si estaba en contacto con otros niños. María entendió y recordó la fecha. Había puesto su ropa más abrigada el día anterior, porque las mañanas en el altiplano son amargas. Cuando llegó a la clínica, con la misma pericia de antes, tomó a su hijo de su espalda y extendió el paño de color en el suelo, donde lo cambió mientras esperaba su turno. Estaba serena. En la clínica Soga no hacía tanto frío como en su casa. En su camino de regreso, cuando aparecieron las primeras plantas de llareta, sonrió con confianza, sabiendo que su hijo estaba protegido. De todos modos, ella pensó que no estaría en contacto con otros niños. De hecho, durante mucho tiempo, el único contacto que tendría sería el calor de su espalda y el frío viento de las montañas, mientras pastoreaba y cuidaba sus llamas.

Cuento por Paula Espinoza Castillo, 37 años, Valdivia, Chile